1. Italiano

Además de ser absolutamente irresistible de escuchar, el italiano es muy fácil de aprender para un hispanohablante.

Conocido por su musicalidad y su rico patrimonio cultural, el italiano es una lengua romance tal como el español.

Su vocabulario y gramática guardan grandes similitudes con el español, por lo que es relativamente fácil de aprender para los hispanohablantes. La pronunciación sencilla y el vocabulario reconocible hacen que el italiano sea un idioma agradable de aprender.

Además, las contribuciones de Italia al arte, la música y la gastronomía ofrecen muchos incentivos culturales para que los hispanohablantes se adentren en el aprendizaje del italiano.

La mayoría de los italianos hablan en voz alta y son muy expresivos, lo que debería gustar a muchos hispanohablantes.

En poco tiempo, podrás pedir tu pizza en italiano y cantar La Solitudine.

Y vamos, ¿quién no querría aprender el idioma de la Dolce Vita?

2. Portugués

El portugués, otra lengua romance, comparte profundas raíces históricas con el español. Las lenguas son mutuamente inteligibles hasta cierto punto, lo que significa que los hispanohablantes tienen ventaja para aprender portugués.

La agradable cadencia del portugués, unida a su entonación melódica, aumenta su atractivo, especialmente el portugués de Brasil.

Podrás relacionarte con gente muy agradable de países preciosos, desde la selva amazónica brasileña hasta las grandes olas de Nazare: yo he estado allí, y es tan alucinante como parece.

Los pasteis de nata sabrán mucho mejor, y la Bossa Nova adquirirá una dimensión totalmente nueva. Obrigada!

3. Francés

En el club de las lenguas románicas también se encuentra el francés. Hablado en 40 países y territorios, es sin duda una lengua que conviene dominar.

Aunque la pronunciación francesa puede resultar difícil, sobre todo por sus sonidos nasales, el vocabulario y la gramática son muy similares a los del español debido a sus orígenes romances comunes.

Los hispanohablantes suelen encontrar más accesible el francés, una vez superados los obstáculos de pronunciación.

Aprender francés también te ayudará a relacionarte con los a veces peculiares franceses y a entender su sentido del humor.

Allez, vous reprendrez bien quelques escargots ?

4. Rumano

Si has escuchado alguna vez la lengua rumana, ¡probablemente te habrás dado cuenta de que también es una lengua romance!

De influencia eslava, tiene numerosas similitudes con el español, por lo que es relativamente fácil de entender para los hispanohablantes.

Su vocabulario tiene raíces latinas y su gramática comparte rasgos comunes con otras lenguas románicas. A pesar de que se habla menos, la cultura y la historia rumanas son muy ricas y ofrecen una perspectiva única -y un destino poco frecuentado- para los amantes de las lenguas.

Rumanía también es fantástica para los amantes de la naturaleza, con algunos de los pocos bosques aún vírgenes de Europa.

5. Neerlandés

El neerlandés, lengua germánica occidental, comparte algunas similitudes con el inglés y el alemán. Aunque su pronunciación puede suponer un reto, los hispanohablantes que dominen el inglés podrían encontrar el neerlandés más accesible debido a las raíces germánicas compartidas.

Los Países Bajos y Bélgica ofrecen abundantes recursos culturales, desde literatura hasta cine, y son también destinos populares tanto para nómadas digitales como para visitantes.

6. Sueco

El sueco es el idioma de Abba, las albóndigas y Pippi Calzaslargas. Y no es tan difícil como crees.

El sueco, lengua germánica septentrional, posee un sistema gramatical sencillo y un estilo de pronunciación que puede sonar musical -y divertido- a oídos españoles.

Además, el vocabulario sueco comparte similitudes con el inglés, por lo que resulta relativamente fácil de aprender para los hispanohablantes, especialmente para los que ya están familiarizados con el inglés.

Aprender un poco de sueco también puede ayudarte a evitar comer Surströmming: ¡te dijimos que los idiomas pueden salvar vidas!

La progresista sociedad sueca, la amabilidad de sus habitantes y la riqueza de su patrimonio cultural aumentan el atractivo para los aficionados a los idiomas que quieran visitar el país o establecerse en él.

Por último, Suecia presume de una naturaleza virgen, desde el archipiélago de Estocolmo hasta los parajes salvajes de Laponia.

7. Noruego

Al igual que el sueco, tiene una estructura gramatical sencilla y es fonéticamente regular. Su pronunciación puede suponer un reto, pero los hispanohablantes con conocimientos de inglés podrían encontrar el noruego accesible debido a las raíces germánicas compartidas.

Los impresionantes paisajes naturales de Noruega -votado en repetidas ocasiones como el país más bello del mundo por Lonely Planet, y yo estaré de acuerdo- y un fuerte énfasis en la educación suponen una motivación adicional para los estudiantes de español.

Su alto nivel de vida y sus instalaciones de categoría mundial lo convierten en un país muy atractivo para establecerse.

Norway's stunning natural landscape.

8. Danés

El danés, otra lengua germánica septentrional, presenta un sistema gramatical relativamente sencillo. Aunque su pronunciación puede resultar complicada, su vocabulario comparte similitudes con el inglés y el alemán. Los hispanohablantes pueden encontrar accesible el danés, sobre todo después de aprender inglés o alemán básicos.

Las aportaciones culturales de Dinamarca en diseño ecológico, arquitectura y literatura ofrecen atractivas vías para la exploración lingüística.

También es el lugar de nacimiento del Hygge, así que quizás quieras quedarte un poco más una vez que hables el idioma...

9. Swahili

¿Has oído alguna vez Hakuna Matata? Entonces sabes algo de swahili.

¿Quién no querría aprender un idioma tan positivo?

El swahili, lengua de África Oriental con gran influencia del árabe y otras lenguas, se caracteriza por un sistema gramatical sencillo y una pronunciación fonética.

Aunque su vocabulario es diferente, sus reglas de pronunciación coherentes hacen que sea relativamente fácil de aprender para los hispanohablantes.

El uso generalizado del swahili en África Oriental y su papel como lengua franca realzan su importancia cultural para los estudiantes de idiomas.

10. Inglés

Por supuesto que el idioma inglés no podía faltar en este top. En general, se considera que el inglés es más fácil de aprender para los hispanohablantes que muchos otros idiomas. Esto se debe a varias razones:

  • Vocabulario compartido

El inglés y el español comparten muchas palabras de origen latino debido a sus raíces indoeuropeas comunes. Este vocabulario compartido puede facilitar a los hispanohablantes el reconocimiento y la comprensión de nuevas palabras en inglés.

  • Gramática simple

El inglés tiene una estructura gramatical relativamente sencilla, sobre todo si se compara con lenguas con sistemas flexivos complejos como el ruso o el alemán.

Los hispanohablantes ya están familiarizados con la conjugación verbal, los sustantivos de género y otros conceptos gramaticales, que también están presentes en inglés, aunque de forma más sencilla.

  • Estructura común de las frases

Tanto el inglés como el español siguen una estructura oracional Sujeto-Verbo-Objeto (SVO). Esta similitud en el orden de las palabras simplifica el proceso de construcción de frases para los hispanohablantes que aprenden inglés.

  • Disponibilidad de recursos de aprendizaje

El inglés se enseña ampliamente en todo el mundo, y hay abundantes recursos disponibles para aprenderlo como segunda lengua. Los hispanohablantes pueden encontrar libros de texto, cursos online, programas de intercambio de idiomas, programas de televisión, películas, canciones y comunidades de habla inglesa para practicar sus habilidades.

  • Influencia mundial

El inglés es una lengua franca global -perdón, el esperanto- que se utiliza en los negocios internacionales, la ciencia, la tecnología y el entretenimiento. Este uso generalizado ofrece a los hispanohablantes amplias oportunidades para practicar y mejorar sus conocimientos de inglés.

Obviamente, la dificultad no debe ser el único criterio a la hora de elegir un nuevo idioma para aprender.

También debes tener en cuenta aspectos como el número de hablantes, la popularidad, las oportunidades profesionales, los planes de viaje, el acceso a hablantes nativos y, por último, pero no por ello menos importante, la motivación y tus propios intereses.